La oración es siempre un anticipo de
nuestro encuentro con Dios. Cuando oramos nos acercamos a Jesús resucitado, al
Dios de la gloria, anticipamos de alguna manera el encuentro final con el
Señor.
El Papa Francisco dice que orar es
escuchar en nuestro interior la voz del Señor. Sin esa escucha dócil y confiada
no podemos ser sus discípulos.
Comencemos pidiendo al Espíritu Santo
esa docilidad y esa confianza que necesitamos para gustar cada día de la
oración.
Recordando a Abrahán recordamos
que Dios es dueño de lo imposible. El porvenir está en sus manos. Confiar
en Dios es nuestro reto permanente. Dios actúa a menudo en nosotros cuando
estamos vacíos de nosotros mismos. Cuando todo parece perdido, como en la
Pasión.
Entonces es cuando la salvación pascual
está cerca. Pero Dios pasa y su fidelidad queda patente. También en nuestra
propia vida si la miramos con mirada de fe.
Repasa esa acción poderosa y fiel del
Señor en tu vida: "Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes...
Así será tu descendencia": Abrahán es invitado por Dios a salir de su
tienda, donde se cuestionaba sobre la contradicción entre la promesa y la
realidad de su existencia. Sal de tu propio ensimismamiento, si te atenaza,
para ver de nuevo.
Y "Abrahán creyó al Señor". Cree al Señor.
Él sabe hacer siempre.
Se afirma su fe sin más explicaciones.
¡Cuánto bien nos hace presentarnos así ante el Señor y ante lo que Él va
haciendo!
Externamente la expresión de esta fe es
un silencio contemplativo de la promesa, interpretado como una aceptación del
plan de Dios. Ahora, Dios actuará en favor de Abrahán.
Dios se identifica como el Dios de la
promesa. En este texto encontramos por primera vez la promesa de la posesión de
la tierra.
En realidad, es Dios el único que empeña
su palabra y se compromete con Abrahán y su descendencia. Y ahí estoy yo
también.
María, la mujer de la promesa, nos
recuerda también que el Señor se acuerda de su alianza eternamente. Pidámosle
que interceda para que el fruto de esa alianza, con cada uno de nosotros, dé
fruto abundante.