28 junio 2019. Sagrado Corazón de Jesús (Ciclo C) – Puntos de oración


Aquí en Madrid, muy cerca de Getafe estamos recibiendo a lo largo de este mes llamadas apremiantes para intimar con el Corazón de Cristo. Ya desde la Pascua Familiar celebrada en este año en Aravalle tomamos como nuestro el tema en este Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón. “Tus heridas nos han curado” (Ez 34, 11).
Me limito a recordar el inicio de cada lectura que hoy nos propone la liturgia para que nos dejemos empapar del amor que Dios nos tiene a todas y a cada una de las personas, porque todos somos sus hijos.
El Señor es mi pastor nada me puede faltar” (Sal 22)
“¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido” (Lc 15, 3-7)
En estas lecturas hace continuamente referencia a la figura del Pastor, del Buen Pastor. Que por analogía este Pastor es el Padre bueno del Hijo Pródigo, mi Padre, el PADRE QUE SE MANIFIESTA SIEMPRE CON TERNURA Y MISERICORDIA. Porque el Corazón de Cristo sólo sabe amar. Lo único que nos pide es que nos acerquemos a Él con plena confianza y, todo lo demás corre por su cuenta.
No me resisto a transcribir una cita de Abelardo cuando comenta en el folleto preparado para cada día del mes de junio consagrado al Corazón de Cristo. Corresponde al día 26 de junio.
Cuando llegamos a la explanada imponente el Cerro de los Ángeles y miramos hacia la basílica, recorre toda la fachada este texto evangélico: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré” (Mt 11, 29).
“No podemos entender lo que Él nos ama porque nosotros no somos capaces de amar. Entonces viendo a Jesús así… en la Cruz con las manos clavadas y llagadas, los pies clavados para no poderse separar de ti, como dice San juan de Ávila, atisbaremos algo de su amor.
“El corazón abierto para recibirte, las manos llagas para bendecirte, la cabeza inclinada para escucharte y darte besos de paz con los que invitas a los culpables…” (San juan de Ávila).
Y, para terminar, sigue Abelardo: “Acércate al Corazón de Jesús y repítele: “Corazón de Jesús en ti confía porque creo en tu amor para conmigo”.
Todavía sonará mejor si lo pones en los labios de Santa María.

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