Aquí en Madrid, muy cerca de Getafe
estamos recibiendo a lo largo de este mes llamadas apremiantes para intimar
con el Corazón de Cristo. Ya desde la Pascua Familiar celebrada en este año
en Aravalle tomamos como nuestro el tema en este Centenario de la Consagración
de España al Sagrado Corazón. “Tus heridas nos han curado” (Ez 34, 11).
Me limito a recordar el inicio de cada
lectura que hoy nos propone la liturgia para que nos dejemos empapar del amor
que Dios nos tiene a todas y a cada una de las personas, porque todos somos sus
hijos.
“El Señor es mi pastor nada me puede
faltar” (Sal 22)
“¡Felicitadme!, he encontrado la
oveja que se me había perdido” (Lc 15, 3-7)
En estas lecturas hace continuamente
referencia a la figura del Pastor, del Buen Pastor. Que por analogía este
Pastor es el Padre bueno del Hijo Pródigo, mi Padre, el PADRE QUE SE
MANIFIESTA SIEMPRE CON TERNURA Y MISERICORDIA. Porque el Corazón de Cristo
sólo sabe amar. Lo único que nos pide es que nos acerquemos a Él con plena
confianza y, todo lo demás corre por su cuenta.
No me resisto a transcribir una cita de
Abelardo cuando comenta en el folleto preparado para cada día del mes de junio
consagrado al Corazón de Cristo. Corresponde al día 26 de junio.
Cuando llegamos a la explanada imponente
el Cerro de los Ángeles y miramos hacia la basílica, recorre toda la fachada
este texto evangélico: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré” (Mt 11, 29).
“No podemos entender lo que Él nos ama
porque nosotros no somos capaces de amar. Entonces viendo a Jesús así… en la
Cruz con las manos clavadas y llagadas, los pies clavados para no poderse
separar de ti, como dice San juan de Ávila, atisbaremos algo de su amor.
“El corazón abierto para recibirte, las
manos llagas para bendecirte, la cabeza inclinada para escucharte y darte besos
de paz con los que invitas a los culpables…” (San juan de Ávila).
Y, para terminar, sigue Abelardo: “Acércate
al Corazón de Jesús y repítele: “Corazón de Jesús en ti confía porque creo en
tu amor para conmigo”.
Todavía sonará mejor si lo pones en los
labios de Santa María.