13 enero 2020. Jueves de la V semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Vamos a ponernos en la presencia del Señor. Si estamos en una capilla con el Santísimo, con mucha más razón. Vamos a desear estar cerca del Señor. A dejarnos mirar por Él. A pedir al Espíritu que le descubramos. Cuantos y cuantos estuvieron cerca de Él, incluso comiendo con Él y no le reconocieron. Lo mismo nos puede ocurrir a nosotros, incluso sabiendo que es Él por la fe. Qué ejemplo nos da la mujer del evangelio, no era judía y había recibido el don de la fe, teniendo un deseo enorme del Señor, de sentir su salvación, de su sanación, en ella y en su hija. Rompe con lo establecido, pues debía ser para los judíos la salvación. Pero Marcos escribe también para los gentiles y nos indica que Jesús quiere que todos se salven. Yo necesito de su continua salvación porque continuamente dejo de serle fiel, porque el cansancio me hace pararme en el camino… Pero ¿Creo como la mujer del evangelio en su poder? Por muy alejado que me encuentre, como en el caso del evangelio, los gentiles, el Señor no puede hacer otra cosa que salvarme si yo me entrego con fe a Él y se lo suplico. Suplícale en esta mañana de oración: Jesús Hijo de David ten compasión de mí. Expulsa de mí esos demonios que me esclavizan, que me alejan de Ti y de mis hermanos.
Nosotros que tenemos esa cercanía con el Señor, grítale, porque en estos días que vivimos, en este momento de la historia en que nos toca vivir, es necesario el grito. El grito es respuesta a la necesidad que sentimos y si no lo sentimos, mal asunto.
La mujer sirofenicia ante la respuesta nos enseña que no hay que cansarse de pedir. Y que incluso se conforma con un poquito, con las migajas. Señor regálame esta fe. Si con un poquito que aprovechara de ti, tendría un valor infinito. Señor que no me acostumbre a recibir a diario el pan de vida y mi vida no cambie.

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