Silencio. Tiempo muerto. Párate y
respira. Pon el modo avión para que no entren WhatsApps. Pide al
Espíritu Santo que te ayude a hacer este rato de oración. Que ore él en ti para
que seas capaz de escuchar la voz del Señor que te habla al corazón. Invoca al
espíritu con tus propias palabras.
Hoy, domingo, la eucaristía es el
momento de oración más importante que podemos hacer, pero no debemos dejar de
hacer un ratito de oración personal en que entremos en diálogo personal con el
Señor.
Las lecturas escuchadas en misa nos
ayudarán seguro. Hablan de la ley. Hay un libro muy recomendable que se llama Dios
no mola. ¿Qué aporta? Una revisión a nuestra propia visión de Dios, que aun
siendo cristianos podemos amoldar a nuestros gustos quedándonos con los que nos
gusta y dejando fuera otras dimensiones igual de importantes.
La ley no es peso que cargar, sino un
camino de felicidad y de plenitud. Y que sea una oferta gratuita de Dios no nos
exime de cumplirla cuando la hemos conocido y sabemos que ahí está la verdad y
el bien para nuestra vida. Y cuando no le damos importancia al modo de vivir
concreto de un cristiano estamos desvirtuando nuestra propia fe e impidiendo
que otros puedan comprenderla bien observando nuestra vida. Pidamos hoy luz
para entender el regalo que suponen los mandamientos y fuerza y gracia para
vivir según la voluntad de Dios.