9 febrero 2020. Domingo V del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

Se nos muestra en la primera lectura un esbozo de lo que serán luego con Jesucristo las obras de misericordia. Al que obre bien, le irá bien, dice Isaías. En el Nuevo Testamento, lo que amplía Jesús es que el que obre bien alcanzará además la vida eterna.
San Pablo, magnífico como siempre, en la segunda lectura nos habla de la debilidad del apóstol. ¡Qué consuelo en este rato de oración, saber que el éxito -el fruto- de nuestro trabajo apostólico no depende de nuestra eficacia o locuacidad, sino de la fuerza del Espíritu Santo! Así se nos quitarán, por un lado, miedos y, por otro, orgullos vanos.
Y una vez sabido esto, ya a salar el mundo sin miedo, a dar luz por todos los rincones del mundo, especialmente en los lugares oscuros.  A dar sabor y a iluminar tantas tinieblas. Lo importante es que se dé gloria a Dios, lo demás, nuestras debilidades y fallos, da lo mismo.
A ver si hoy, durante todo el domingo, entre el rato de la oración de la mañana y el balance de la noche, somos obreros de la misericordia, apóstoles salerosos del evangelio y bombillas brillantes al servicio de la verdad… y muy humildes.
¡Por la noche, lo examinaremos! ¡Qué tengáis buena nota!

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