18 febrero 2020. Martes de la VI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
Hoy se nos presentan unas lecturas muy bien conectadas entre sí:
-          “Dichoso el hombre que resiste la prueba”
-          “Dichoso el hombre a quien tu educas”
-          “Estad atentos”
-          “¿No recordáis cuando yo…?”
Perseverancia y confianza en Dios para ser fieles. Solo Dios es fiel, porque “Dios no puede contradecirse”, dice la Escritura. Nos pide el Señor ser fieles hasta el final para alcanzar “la corona de la vida”, para llegar al Cielo… Pero ¿no soy yo débil? Dios no tienta, Dios no es el “malo de la película” … ¿de dónde mi mal entonces? ¡De la falta de confianza! Todo es para bien de aquellos que aman al Señor. La clave está en dejarse educar por Cristo, hombre perfecto. Ante la duda de los apóstoles les echa en casa: “¿No habéis visto acaso mis prodigios?”. Te dice a ti: “¿No ves que yo hago hijos de Abraham de debajo de las piedras, que todo lo puedo, que puedo educarte, que “puedo sostenerte con mi misericordia cuando ibas a tropezar”?
Jesús les advierte de la levadura de los fariseos, es decir, de la levadura mala, la que estropea todo el pastel. Solamente debemos fermentar en la levadura de Cristo, dejándonos educar por él. Cristo se ha hecho levadura, pan, para alimentarnos. Solo alimentándonos de la Eucaristía fructificaremos. La clave por tanto para “alcanzar la corona de la vida” y “recibir el descanso tras los muchos años” es: confianza perseverante en Dios, poniendo de nuestra parte, para sumergirnos en Cristo y no en el mal de los fariseos y Herodes. De nosotros los trabajos y solo de Cristo los éxitos.
Feliz oración. Lánzate a Cristo.

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