2 enero 2022, domingo II después de Navidad. Puntos de oración

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Este es el salmo que hoy recitamos.

En esta la Navidad nos sigue inundando el Sol de lo alto, el Dios Niño encarnado y nacido en Belén. No pueden pasar más días sin dejarnos contemplar por este misterio. Él nos ama, mira y contempla, aunque demos la espalda a la Sol. 

Hoy nos recuerda el evangelio de San Juan (1,1-15). “…En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió…” No todo son tinieblas. No nos dejemos llevar de la desesperanza después de un año cargado de dificultades y pruebas. Todavía son mucho mayores sus dones. Hagamos silencio unos minutos en este rato de oración y descubriremos más dones recibidos que pruebas. Entre otros, hemos podido iniciar de nuevo este año lleno de esperanza. Demos gracias Dios.

Aunque en estos días de invierno, a veces se nuble el sol, o simplemente las nubes se interponen, el sol siempre está brillando y dándonos calor. Este Niño Dios ya nos ha conquistado la luz y la vida para siempre. ¡Dejémonos salvar!

Sigue San Juan: “…Y hemos contemplado su gloria: gloria como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad… Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”.

Que junto a María y José sepamos escuchar, y nos dejemos abrazar por este Dios que se hace tan pequeño como nosotros.

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