1. Un día, al atardecer,
se levantó de dormir y se puso a pasear por la terraza del palacio; desde ahí
vio... (2 Sam 11)
Conocemos lo que viene después: un adulterio,
un asesinato, y todo sin conciencia de pecado. Necesitó al profeta Natán que
les cantase las cuarenta para darse cuenta.
Lección vista, lección aprendida. Cuidado de
los pequeños detalles, sobre todo si -como David- eres rey y estás destinado a
cosas grandes: la santidad.
2. Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa
compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. (Salmo
50)
Después de contemplar a David pecador, nos
enternecemos con su conmovedora conversión, su arrepentimiento, su entrañable
salmo miserere…Paladea sus palabras una y otra vez hasta sintonizar con los
sentimientos del desagradecido, traidor y… a pesar de todo es perdonado,
“misericordiado” en frase del Papa Francisco.
3. El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre
siembra la semilla en la tierra […] como una semilla de mostaza (Mc
4,26-34)
Con qué belleza, paciencia y sencillez nos explica
el Señor cómo es su Reino. Lo expone al alcance de todos. Basta con abrir el
corazón. Jesús, Rey, Sembrador generoso cien por cien, me elige como tierra en
la que siembra su semilla, deposita su mostaza…
Gracias, Señor, por tu elección; gracias por tu
siembra generosa; Tú lo sabes todo, Tú lo puedes todo y me amas como nadie.
Riega, abona la semilla para que dé frutos de santidad y caridad.
En vísperas de la fiesta de san Juan Bosco te
pido obreros como él para que surjan nuevos jóvenes entusiasmados con el
atractivo de la virtud y el gozo de ser santos.
María, Reina y Madre, ¡totus tuus!