9 enero 2022, domingo. El Bautismo del Señor. Puntos de oración

“Se abrieron los cielos”: al bautizarse Jesús en el Jordán, el cielo, cerrado por el pecado del hombre, se abre y el Espíritu Santo desciende sobre Él, mientras la voz del Padre le llama “mi Hijo, el amado”. Jesucristo, el Verbo hecho carne, es ahora la fuente de la vida divina en medio del mundo. El Padre lo ha entregado para que vivamos por Él.

Cómo no agradecer hoy el día de mi bautismo, cuando también los cielos se abrieron para mí, la vida de Dios empezó a circular por todo mi ser, pues me convertí en hijo amado del Padre, hermano de Cristo y templo del Espíritu. “Reconoce, cristiano, tu dignidad”, decían admirados los primeros cristianos. Juan Pablo II dijo que “no es exagerado decir que toda la existencia del fiel laico tiene como objetivo el llevarlo a conocer la radical novedad cristiana que deriva del Bautismo, sacramento de la fe, con el fin de que pueda vivir sus compromisos bautismales”.

Por eso, hoy no puede faltar un momento en que renueve mi bautismo, con sentimientos de gratitud y de alabanza, a la vez que pido la gracia de ser fiel a mis compromisos bautismales hasta la santidad: “Se ha dicho que la única tristeza verdadera es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo” (papa Francisco).

Podemos hacer esa renovación en manos de la Virgen, como enseñó san Luis María Grignon de Monfort: “Yo (nombre)… consciente de mi vocación cristiana, renuevo hoy en tus manos mis compromisos bautismales. Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras, y me consagro a Jesucristo para llevar mi cruz detrás de Él, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre”.

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