Fijar los ojos en Jesús. Esa es nuestra mayor alegría en la Navidad
y en la vida. Orar con insistencia para empaparme de esta
contemplación. ¡Que te conozca, te ame, te siga!
Los dos discípulos siguieron a Jesús. ¿Hago de mi vida un
seguimiento sincero del Señor? Nos metemos en la acción y nuestro corazón sigue
palpitando intensamente. Recuerdo mi primer encuentro. ¿Qué va a hacer
Jesús? Me vuelve a decir: ¿Qué buscas? Tengo que traducir la pregunta a
primera persona.
Buscar. Seguir. Quedarse con. Tres actitudes esenciales. ¿Busco yo
a Dios? ¿Le sigo? ¿Me quedo con Él? En esta Navidad, inasequible al desaliento,
me quedo contigo y Tú en mi.
"Ven y verás" Mensaje de la JMJ de París 1997. Es
una respuesta a su deseo y al mío. Respetuosa con mi libertad. Y permanecieron
con El aquel día. Señor, este día y siempre contigo. Dios con nosotros, Dios
conmigo. ¡Es de locos!
Andrés condujo a su hermano a Jesús. La aventura divina, se realiza
en las mediaciones humanas. La aventura de llevar la Buena Noticia, llevar a Jesús
a las almas, a todas las almas. Es mi aventura.
Y. ¡oh sorpresa! he aquí que estamos "embarcados"
en la aventura apostólica: Una vocación no nace en las nubes. El evangelio no
atañe a individuos aislados, sino a personas, familias, comunidades.
Crear lazos. ¿Cuál es mi ambiente, mi comunidad real? Vivir en primer lugar, en mí, los lazos naturales. ¿Qué personas se relacionan conmigo? No vivir solo. Participar. Estar con. Desarrollar las amistades con la luz y la fuerza de la gracia. No es por azar que he encontrado a tal persona, que trabajo o habito cerca de… Dios cuenta con ello, y Él tiene algo que ver en este encuentro o en estas relaciones o en este lugar.
