“Se juntó tanta gente que […] vinieron a llevárselo, porque decían que
no estaba en sus cabales”. Parece el inicio de la crónica sobre una fiesta
clandestina en tiempos del Covid. Nos angustia solo imaginar la
casa llena de personas apretujadas unas contra otras.
Jesús genera la atracción de la multitud y el rechazo de muchos otros,
que le ven como un loco. Al ver a sus discípulos, que ni comer pueden, y cómo
tratan al maestro nos puede entrar una pereza tremenda. El miedo de que seguir
a Cristo, efectivamente, nos desordene la vida, nos lleve a no ser comprendidos
y a sentirnos fuera de lo que se espera que hagamos y pensemos. El brevísimo
evangelio de hoy nos enseña que ese es el camino del cristiano.
Decía José Mourinho que “ni Jesucristo caía bien a todo el mundo, como para intentarlo yo”. Teología fina. Pidamos en la oración de hoy que nuestro corazón esté tan enamorado de Jesús, que estemos dispuestos a ir contracorriente cuando haga falta.