La oración de hoy puede transcurrir en varias composiciones de lugar. Me
voy a referir a dos solamente: 1ª Hoy concluyen las jornadas dedicadas a la
oración por la unión de los cristianos. Es necesario rezar para que se acabe
esta situación de escándalo en nuestro mundo. Los cristianos debemos ser uno
como uno es Cristo. Ya sé que el desánimo por no ver fruto nos hunde, pero no
por eso debemos dejar de rezar y en la medida que podamos actuar.
Pero la segunda composición a la que te quiero invitar hoy es a
acercarte un poco más a la figura de san Pablo. Este hombre fue el artífice de
la organización primera de la Iglesia; él es la mente prodigiosa que piensa lo
que hay que hacer y con sus viajes, con sus cartas, sus sermones anima,
ilumina, construye la Iglesia de los primeros tiempos.
Pero no sólo es el gran organizador de la Iglesia, además también pone
el corazón en todas sus obras: el amor apasionado que tiene Pablo a Cristo no
es fácil de igualar. Todos los momentos de su vida son para el Señor y sus
preocupaciones no son otras que el Señor Jesús. Todo el ardor que pone en la
difusión del Evangelio se une al enorme afecto que profesa por todos los discípulos.
En sus escritos se ocupa de las grandes líneas y doctrinas, pero a la vez
se preocupa de mínimos detalles de la vida de los fieles. Pablo era tan
odiado por los judíos como amado por los cristianos y cuando es apedreado por
su fe, se levanta y sigue su camino sin más.
Pidámosle a la Virgen hoy que nos dé un poco del celo apostólico de Pablo y un mucho del gran amor que tenía a Cristo.