“Orad, orad… No se puede llevar adelante la vida diaria cristiana sin la
oración”. Orar es vigilar, como nos dice el evangelio de hoy: “Comprended
que si supiera el dueño de la casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no
dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a
la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
El Señor, nos habla como en futuro, (si supiera, vendrá, velaría,
dejaría…) Estamos iniciando el curso y al terminar seguramente nos gustará
terminarlo aprobando todas las asignaturas, encontrando trabajo o renovando el
que tenemos, o viendo que algún amigo o persona cercana llegue a encontrarse
con el Señor.
Para hacer el futuro presente, el evangelio nos da bastantes pistas en
este texto. El Señor nos recuerda en su oración en Getsemaní, al iniciar su
pasión: orad, orad, para no caer en tentación. “Todos los discípulos huyeron
y de dejaron solo en su pasión”.
Para mantener la fe y vivir con esperanza sirviendo a los demás, pidamos
al Señor, por medio de Santa María del Rosario, que no pasemos ni un solo día
sin dedicar unos minutos en soledad con Jesús en oración. Sólo así le veremos
en las personas, a lo largo del día, de este día.
¡Que nos encuentre esperándole a la puerta!