En este domingo XXVIII del
Tiempo Ordinario, y al hilo de la Palabra que la liturgia de la Iglesia nos
ofrece, me gustaría recordar las 3 palabras que el papa Francisco nos propuso
hace unos años para tener en cuenta, no solo en el ámbito de la familia, sino
con todos y cada uno de los que nos rodean y, sobre todo, con el mismo
Dios: perdón, por favor y gracias.
PERDÓN: por todo aquello que he hecho mal. Estoy herido con la lepra de
mi pecado, y reconozco el daño que he podido hacer por mi egoísmo, mi orgullo,
mi pereza. Me doy cuenta de que necesito de la acción de Dios para sanar mis
heridas.
POR FAVOR: con respeto y paciencia pido ayuda. Así lo hicieron Naamán y los
leprosos que vieron pasar a Jesús: «Jesús, maestro, ten compasión de
nosotros». Mi actitud ha de ser como la de quien está a la puerta y
llama. Ser humildes y, viviendo la caridad, dejar que el amor cure toda
enfermedad en mi alma.
GRACIAS: “es de bien nacidos el ser agradecidos”. Cuántas veces tengo una
actitud frívola, o me creo que tengo derecho a lo recibido cuando en realidad
todo es un don de Dios, especialmente mi curación. El mismo Jesús se lamenta
porque únicamente uno de los diez leprosos vuelve para dar gracias tras quedar
limpios: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde
están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este
extranjero?».
Que santa María me ayude a vivir con alegría estas 3 actitudes, no solo recordándolas en el momento de oración ante el Señor, sino llevándolas a la práctica en mi vida.