7 octubre 2022, viernes. Bienaventurada Virgen María del Rosario. Puntos de oración

La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la resurrección del Hijo de Dios. Es decir, es una invitación a rezar el rosario, sin desfallecer, pues en eso consiste esta oración: acompañar a Jesús en los misterios de su vida, de la mano de María.

La primera lectura de la misa de hoy, que exalta a Abrahán y a los que, como él, viven de la fe, recuerda la frase de la Escritura: “por ti serán benditas todas las naciones”. Podemos referir esa frase a María, y repetírsela en nuestra oración, pues a Ella, a su intercesión, achacaron los cristianos la victoria de Lepanto, y a Ella, tantas veces, acudimos nosotros, porque sabemos que bajo su manto encontramos al Señor, “piadoso y clemente”, que “da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza”.

El evangelio de hoy también nos recuerda que las obras de María, su trabajo continuo y discreto en nuestra alma, son el dedo de Dios. Cuando le dejamos hacer en nuestra vida, cuando intentamos vivir su “hágase” y su “estar”, “es que el reino de Dios ha llegado” a nosotros. Cerca de ella “Belzebú”, el demonio, no tiene ningún poder. Sólo si nos fiamos de nosotros mismos, si pensamos que podemos prescindir de su cercanía, si consideramos que el rosario no tiene tanta importancia en nuestra vida, es entonces cuando, como los judíos que vivían de la ley, el demonio del orgullo se mete en nuestra casa y, como dice el evangelio, “el final de aquel hombre resulta peor que el principio”.

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