4 mayo 2023, jueves de la 4ª semana de Pascua. Puntos de oración

Al iniciar la oración, como nos enseña Ignacio, interesa mucho tener claro lo que pedimos: nuestra petición. En caso de distraernos, recordarla; esto nos ayuda, en este momento íntimo con el Señor, a estar centrados. Aunque estemos en Pascua, el pasaje del evangelio de Juan que leeremos me sugiere la meditación de las dos banderas de la segunda semana de Ejercicios. Por lo tanto, mi petición sería conocimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar (EE.139).

Jesús se ha dispuesto como esclavo a lavar los pies de sus discípulos. Pedro, una vez más, nos representa a todos y, en un momento anterior al pasaje que hoy leemos, dice: “¡Tú… a mí!” Estos dos pronombres definen bien la actitud de Pedro. No entiende ver a Jesús a sus pies para lavarle los mismos. Su psicología se revela. A él, que había visto tantas veces la grandeza de Cristo, verle en servicio de esclavo le crea un conflicto interno (disonancia cognitiva, diría un psicólogo).

Pero ese es el puesto que elige el sumo y verdadero capitán, que es Cristo nuestro Señor (EE.143, meditación de las dos banderas) y ese es el puesto al que nos llama a todos sus siervos y amigos… primero a suma pobreza espiritual y, si su divina majestad fuere servida y los quisiere elegir no menos a la pobreza actual; segundo, a deseos de oprobios y menosprecios, (EE.146, dos banderas). Ese es el puesto que el Señor ha escogido y este es el que escogen los que quieren estar más próximos a Él: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía (Jn 13, 17).  Decía Carlos de Foucault que él escogía el penúltimo lugar, pues él último ya estaba cogido.

Que nuestra Señora me alcance gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea recibido debajo de su bandera, (EE.147, misma meditación antes citada).

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