Me pongo en presencia del Señor y, por medio de su Madre, realizo el ofrecimiento de obras en caso de iniciar mi oración al comienzo del día.
Continuamos el camino de la cincuentena pascual. La resurrección de
Cristo nos ha renovado para la vida eterna y, siendotestigos de ella, le pedimos la certeza de la fe y de la esperanza.
Tenemos que ser testigos de la Palabra, dejar que el Señor actúe en nosotros para llevar el Evangelio a todas las gentes.Pablo y Bernabé, al finalizar su primer viaje apostólico, narran en Antioquía, de donde partieron, lo que Dios había hecho
por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la
fe. Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado, como
reza el salmo. Somos portadores de la paz de Cristo. Él nos muestra, como a sus
discípulos, cómo ama al Padre y que, además, actúa como le ha ordenado. Qué
importante poder conocerle para así amarle y seguirle, y proceder en
consecuencia, según su voluntad.
Como María, en este mes dedicado a Ella, dejémonos abrir a la acción del
Espíritu y preparémonos a su venida en elpróximo Pentecostés, para que su fuerza se manifieste en nuestras vidas.