8 mayo 2023, lunes de la 5ª semana de Pascua. Puntos de oración

1.- La misión siempre tiene sus dificultades. Pablo y Bernabé tuvieron que cambiar de ciudad porque no se les permitía hablar y la misión no podía detenerse. Por obediencia al Espíritu, los apóstoles se van a otra ciudad y un joven, que un día los escuchaba con fe, recibió la gracia de caminar por primera vez en su vida. Pablo, con voz clara y fuerte, dijo: «Levántate, ponte derecho sobre tus pies». Fue tan grande el milagro que toda la ciudad se asombró sobremanera, hasta tal punto que crían que los dioses, Zeus y Hermes, habían bajado del cielo a visitarlos, y empezaron a hacer los preparativos para ofrecerles un sacrificio de toros y guirnaldas. A dura penas los apóstoles consiguieron disuadirles de hacer tal cosa: Somos humanos como vosotros, os anunciamos que hay un solo Dios Padre, creador de todo lo que existe y ha existido. Esos dioses son ídolos, hechos por manos de los hombres. 

2.- La misión no parte de nosotros, somos enviados a la misión. Jesús dice en el Evangelio de hoy: la Palabra no es mía, la he recibido de mi Padre. Jesús recibió la misión de salvar al mundo de los pecados mediante la obediencia de la cruz y su aceptación. También nosotros debemos aceptar la misión que se nos ha encomendado en el bautismo.

3.- La misión dada debe ser aceptada y realizada con amor. Vivir los mandamientos de Jesús y amarle, son las dos caras de la misma moneda. No se puede amar sin hechos que confirmen ese amor y no puede haber contradicción entre la vida y la fe que se profesa. Además, el que ama a Dios nunca está solo, porque Dios habita en él y se manifiesta por medio de él, como les sucedía a Pablo y a Bernabé cuando cumplían su misión de anunciar a Jesús a los gentiles.

Pidamos en este mes de mayo a la Virgen, primera misionera, que nos enseñe a aceptar nuestra misión, a superar todas las dificultades y a vivirla como ella, con su mismo amor.

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