Avanza la Cuaresma y nos encontramos como en el tramo anodino del desierto.
1. No volveremos a llamar Dios nuestro a la obra de nuestras manos
El profeta Oseas proclama la conversión a su pueblo que debe poner su confianza en Dios y no en poderes humanos. El profeta experimenta el amor y la misericordia de Dios que lo busca y lo espera ofreciéndole el camino de la vida. Como siempre, todo pasa por la confianza audaz como nos relata esta anécdota:
Se cuenta que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre se escondió en una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por los alrededores de donde él estaba. Tan asustado estaba que elevó una oración a Dios de la siguiente manera:
"Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada para que no entren a matarme".
En ese momento oyó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra oración, esta vez más apurado:
"Señor, te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".
Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva en la que se encontraba el hombre ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se oyó la siguiente conversación:
- "Vamos, entremos a esta cueva." –dijo uno
- "No. ¿No ves que hasta hay telarañas?, nadie ha entrado en esta cueva." Le respondió otro.
Y se marcharon los malhechores dejando tranquilo al hombre.
2. Yo soy el Señor Dios tuyo, escucha mi voz
¡Qué bello salmo en que Yavé se confidencia para decirnos que “te respondí oculto ente los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá”. Y por dos veces insiste: “¡Ojalá me escuches!”. Yavé, tu humildad me conmueve.
3. ¡Escucha, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas!
Marcos nos invita a renovar la alianza con Dios que hizo con nuestros padres y confesarla no sólo de palabra sino con nuestra vida, en el amor al prójimo.
La antífona de la comunión recapitula todo: “Amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a uno mismo vale más que todos los sacrificios”
4. Primer Viernes de Mes.
Un nuevo impulso a vivir lo ordinario de modo extraordinario. Orar un poco más, alguna visita extra al Santísimo, vigilia, alguna jaculatoria…Canturrear alguna melodía como la de Luis Alfredo: ¡No adoréis a nadie a nadie más que a Él! Un poquitín más de ayuno (Juan Pablo II solía adelgazar 5 kgs. todas las cuaresmas), privarse de vez en cuando de TV, internet, (las contemplativas suprimen las visitas y la correspondencia; en muchos lugares se tapan las imágenes). Y la limosna-apostolado, siempre podemos invitar a uno (a la confesión, a nuestras reuniones…)
¡Santa María, tus ojos para mirar a Jesús que sube a la cruz; tus oídos para escucharle; tu corazón para amarle!