Tengo el presentimiento de que pocos tendrán que recurrir a unosp untos de meditación para este día, por muchas razones de viajes, ejercicios, actividades apostólicas que en esta semana, la más santa del año asumimos y aprovechamos para acercarnos más al misterio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor.
Siempre recuerdo con emoción un Domingo de Ramos en un barrio muy popular se una ciudad de Castilla donde el párroco convocaba a todos los niños de los colegios a aclamar en la Procesión de los Ramos a Jesús en su entrada en Jerusalén y una multitud de niños y sus educadores y maestros íbamos por las calles desde un colegio a la iglesia Parroquial donde celebrábamos la Misa.
Me hice como uno de aquellos niños y aclamé con toda mi alma por dentro y por fuera al Hijo de David, ¡Hosana!. “Salta de alegría, hija de Sión; lanza gritos de júbilo,, hija de Jerusalén, pues he aquí que viene a ti tu rey”.
Este día, después de que has cogido un bonito ramo que vas agitar con todas tus fuerzas aclamando, te metes entre la muchedumbre de gentes de todos los tiempos, lugares, desde los más recónditos a los más populares, alejados y olvidados en las montañas más escarpadas, en las islas más alejadas y unidos a todos ellos aclama al Hijo de David. Y tendían por el camino sus vestiduras para que pasara Él y otros cortando ramos de los árboles, los esparcían por el camino. Todos se despojan de sus cosas, tu de tu yo, olvido de si, desprendimiento de voluntad propia, es la llave, nos dice el P. Morales en los puntos para este día para entrar en el misterio, encontrar lo que deseo, acompañar a Jesús en su Pasión.
Para centrarnos en la Semana, la Iglesia al poner la lectura de toda la Pasión según el año de cada uno de los sinópticos, quiere centrarnos en lo más sublime de nuestra religión como diciendo:”¡Mirad, amigos lo que vamos a celebrar en esta semana!”. Estad atentos pues Dios hecho hombre viene a rescatarnos del poder del pecado y de la muerte y nos trae una vida nueva, la resurrección, el cielo.
Y la muchedumbre que iba delante y le seguía detrás, es el Ejército incontable de almas que le acompañan, mártires, vírgenes, confesores, patriarcas, profetas, apóstoles,… militantes, cruzados que claman diciendo:
“ ¡HOSANNA AL HIJO DE DAVID;
BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!”
Nos unimos al cortejo, apretamos filas en torno nuestro Rey, muy cerquita de la Virgen en la oración de la mañana y en la Eucaristía y luego durante todo el día, ponderando en el corazón este acontecimiento.
Que sea una oración de:”Gloria, alabanza y honor a ti, Cristo, Rey, Redentor, a quien juvenil cortejo entonó piadoso canto:
“¡HOSANNA!”
Repite EN tu corazón, haz oración del corazón al compás con la respiración: “gloria,…
Alabanza,… honor,… hosanna. Puede ser suficiente para empezar a arder.
Sino, estas ideas:
Salir de mi, despojo del yo, olvido de sí.
Primero, el Señor, al que aclamo yo, con ramos, cantos y danzas de corazón,
Le acompaño y le sigo en su pasión, y en la cruz,
“HAGASE, SEÑOR”
Realmente Tú eres el Hijo de Dios vivo.