19 abril 2011, martes Santo – Puntos de oración

UN AMOR TRAICIONADO

Metidos ya de lleno en la Semana Santa, nos resulta más fácil identificarnos con el Señor en nuestros ratos de oración. Dispongamos nuestra alma para este rato de intimidad con un Dios-Hombre que se entrega por cada hombre.

En la primera lectura se nos muestra la misión del Sirvo, que recibió ya desde el seno materno: Proclamar la palabra del Señor, reunir a los supervivientes de Israel y ser luz de las naciones para que la salvación de Dios llegue hasta el último rincón de la tierra.

El Evangelio nos anuncia la traición de Judas y la futura negación de Pedro. Son los preliminares de la celebración de la cena pascual.

La perplejidad invade al grupo: “Aquel a quien y dé este trozo de pan. Y untado el pan, se lo dio a Judas. Detrás del pan entró en él Satanás”

Uno se estremece de emoción al meditar en estas palabras tan graves de Jesús en el momento clave de su vida. Señor, ayúdame a ser fiel en todo momento, a no traicionar nunca, aunque las circunstancias sean adversas.

Jesús le ofrece este trozo de pan a Judas como invitación a rectificar sus planes homicidas y a rehacer la amistad rota por su ambición y resentimiento. Este es el corazón de nuestro Dios, siempre abierto al perdón y a la misericordia. No lo olvidemos nunca, aunque a veces podamos considerarnos indignos de tanto amor.

“Cuando salió Judas era de noche” El traidor es un ejemplo de las tinieblas sobre las que ha brillado la luz en vano.

Un amor traicionado y negado

Dos hombres que fallan: Judas y Pedro. Pero su pecado tiene origen diverso: en uno es la avaricia que odia, en otro la debilidad que ama. Y su final es muy distinto: Judas desespera, mientras que Pedro se arrepiente. El que ama conocía a Jesús mejor que el que odiaba.

Solamente desde el amor a nuestro Dios podemos penetrar en el auténtico conocimiento, que nos impulsa al seguimiento y a la imitación.

Pidamos a María que nos ayude a entrar en este océano de amor que es el Corazón de Cristo, traicionado y negado, pero siempre abierto al retorno del hombre arrepentido.

Vivamos paso a paso esta Semana Santa y su corazón, que es el Triduo Pascual, que nos conduce hasta la luz plena de la Resurrección.

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