Dice san Juan de la Cruz: “busca leyendo y hallarás meditando; llama orando y te abrirán contemplando”. Así san Juan de la Cruz es testigo de la tradición de la “lectio divina”; que viene a ser la dinámica normal de lo oración que toma como inicio la Sagrada Escritura.
Antes de leer la Palabra de Dios conviene disponerse a ello poniéndose en la presencia de Dios y pidiendo su luz para comprender lo que quiere comunicar y fuerza para seguir sus inspiraciones. En este sentido san Ignacio es un gran maestro de oración.
Las lecturas de este domingo eran las que se proponían a los catecúmenos que iban a bautizarse en la Vigilia Pascual. Las palabras del prefacio de la misa ponen de relieve esta realidad. “(Jesús) se hizo hombre para conducir al género humano, peregrino en tinieblas al esplendor de la fe; y a los que nacieron esclavos del pecado, los hizo renacer por el bautismo, transformándolos en tus hijos adoptivos.”
Jesucristo nos ha sacado de las tinieblas del pecado y nos ha trasladado al esplendor de la fe. El bautismo es visto como una iluminación: “levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”. Le pedimos al Señor caminar como hijos de la luz. Recordamos también las palabras de Jesús: “vosotros sois la luz del mundo”, “no se enciende un candil para taparlo con un celemín, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos en la casa. Brille igualmente vuestra luz ante los hombres, de modo que al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre del cielo”.
Nuestro bautismo es una realidad gozosa para vivir y compartir. Este domingo nuestra oración sea profundizar en la verdad que nuestra vida cristiana nos comunica y que puede ayudar a los demás como nos podemos ayudar también de la luz de los demás. Jesús camino, verdad y vida nos compaña en este quehacer.