1. Un día lleno de motivaciones
Comienza el mes de las misiones, el mes del Rosario, y en Perú el Mes Morado, el Señor de los Milagros. Pero para reforzar todo es la fiesta de Santa Teresita, cuyas reliquias están recorriendo Perú, y, además el aniversario de la partida para el Cielo de nuestro Padre Morales.
Donde halle gracia, allí me detengo, que diría san Ignacio. Así que tranquilo, descansa y goza en el Señor y como dice la primera lectura Libro de Baruc 4,5-12.27-29, sé consciente “¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel!” Sí, tú eres un memorial viviente. Y con el Salmo 69(68), “que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor”. Dar gracias al Señor por darme vida, por estar buscando día a día al Señor, y me alegro. Bastaría con verte para recordar a los demás que Dios existe, como ha sucedido con los grandes santos del siglo XX, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II, “memoriales vivientes de Dios”.
2. Aniversario del Siervo de Dios P. Morales. En este día tan entrañable, íntimo, bueno es agradecer por el gran don de nuestro fundador. Su pasión por Cristo, su ternura por la Virgen, su fidelidad a la Iglesia, su compromiso con la nueva evangelización, especialmente entre los laicos, particularmente jóvenes.
Saborear tantas jaculatorias que nos compartió: ¡Arrástrame de la tierra, llévanos al Cielo! ¡Señor que vea! ¡Madrecita, que te mire, que me deje mirar! ¡Tus ojos para mirar a Jesús, tus oídos para escucharle, tu corazón para amarle!
3. San Lucas 10,17-24. “No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo". Que es decir: da lo mismo lo que hagas o no hagas, digas o no digas, TÚ ERES HIJO DE DIOS, TÚ ERES OTRO CRISTO. Benedicto XVI usa con frecuencia en la obra “Jesús de Nazaret” el término “personalidad corporativa”, o lo que los padres de la Iglesia decían “Cristo total”, yo soy Cristo, yo soy ungido. Yo soy el polvo y anhelo puestos en perpetua guerra, soy un trocito de tierra que tiene anhelos de cielo; más todavía: yo soy Cielo en la tierra. Gracias, Señor, por elegirme; gracias, como Teresita te digo: en todo Amar, en todo Servir (sufrir) y siempre sonreír.