La primera lectura de hoy, de san Pablo a los Colosenses, nos dice: “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. ¿No os parece que con esto ya tenemos hecha nuestra oración? Posiblemente no hayamos dejado de orar con esta expresión en todo el verano. Tras la JMJ y al comienzo del curso, de nuestra actividad normal, del trabajo o el estudio, de la dedicación a las tareas y afanes de cada uno, la expresión de Pablo, el lema de la JMJ, se nos presenta ahora como un reto, como un programa. ¡Tenemos que hacerla realidad en la vida!
Bien podríamos convertirla en la expresión con la que cada día de este año comenzáramos nuestra oración:
Que todo lo que hagamos este día, nuestro obrar y actuar, nos arraigue más en TI, Señor; Nos edifique en la comunión de la Iglesia; nos fortalezca en el amor a todos.
Quisiera que os fijarais en la palabra que sigue a la expresión de Pablo: “rebosando agradecimiento”. Si; no podemos dejar de dar gracias por lo que la JMJ ha supuesto para nuestras vidas, para la vida de nuestra parroquia, comunidad cristiana, también para la vida de tantos que en estos días han descubierto a Jesucristo. Son muchos los testimonios que vamos conociendo, y deberíamos seguir contándonos todas las gracias de conversión, los cambios de vida, las entregas al Señor que vamos conociendo. Tenemos que rebosar agradecimiento. La oración de hoy bien podría ser una total acción de gracias. ¿Ya has dado gracias por todo? Seguro que no.
¿En qué se ha arraigado más mi vida cristiana? Ojalá puedas decir que en amor a Jesucristo.
¿En que mi edificio se ha fortalecido, en que he adquirido estabilidad? Ojalá puedas decir que en acoger cada día más la Palabra de Cristo en mi vida.
¿En qué se ha fortalecido mi fe? Ojalá que en mirar más la cruz de Cristo. Es ahora el momento de comprobarlo, ante el poder del mundo, los que no piensan como yo, haciendo que mi fe no se enfríe.
El evangelio nos presenta el fundamento de nuestra fe: los apóstoles, elegidos por Cristo para anunciar la fe en Él. Pedro, Santiago, Juan, Felipe… hasta que oigas tu nombre hoy y sientas que el Señor te llama a ti, a estar con Él y después a la misión.
Tenemos mucho que hacer hoy en la oración… no pierdas tiempo y lánzate a estar con Él.