Después de este tiempo de verano que esperamos haya sido de descanso y renovación en el espíritu, retomamos de nuevo la oración del militante. Muchos hemos vuelto a nuestros centros de trabajo y retomado las actividades profesionales. Esperamos que estas pistas de oración o puntos nos ayuden a todos para entablar una conversación con el Señor, a mirarle, escucharle y en definitiva a amarle más que este es fin último de toda oración.
Antes de comenzar a meditar conviene siguiendo el consejo de San Ignacio de Loyola purificar nuestra intención y caer en la cuenta de lo que quiero, para ello repetir con el corazón y muy despacio la siguiente oración al Señor: “que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad”
- Primera Lectura: Colosenses 1, 15-20 "Todo fue creado por medio de Cristo y para Cristo"
Podemos comentar esta lectura con unas palabras recientes dichas a los jóvenes del Papa Benedicto XVI en la homilía de la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid: “Respondedle (a Jesús) con generosidad y valentía… Decidle: Jesús, yo sé que eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone”.
- Evangelio: Lucas 5, 33-39 "Vendrá un día en que les quiten al esposo y entonces sí ayunarán"
En tiempos de Jesús, sus coetáneos, se preguntaban sobre si las nuevas costumbres y enseñanzas del maestro estaban en consonancia con la tradición y las enseñanzas de los rabinos. Por qué tus discípulos comen y beben- le preguntan a Jesús- cuando lo normal es que los discípulos de los maestros y de los profetas ayunen, ¿POR QUÉ?
Jesús no está en contra del ayuno, pero en ese momento no era tiempo de ayuno para ellos, pues Jesús como un novio está en medio de los amigos y es por lo tanto momento de fiesta. Vendrá un día en que les quiten al esposo; entonces sí ayunarán.
Jesús trae la plenitud de la vida religiosa y esta novedad es tan grande que requiere nuevas formas, nuevas estructuras religiosas y sobre todo una comunidad de amigos que se amen entre sí y amen a Dios. Esta comunidad nueva es la Iglesia, la cual va a requerir de odres nuevos para contener el vino totalmente nuevo y generoso que el mismo Jesús.
Recordando nuevamente las palabras del Papa a los jóvenes en Cuatro Vientos, les decía refiriéndose a la Iglesia: “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir –por su cuenta- o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.
La oración es justamente para encontrarse con Jesús, con el verdadero Hijo de Dios que se hizo hombre para salvarnos del pecado. Hablemos con Él con confianza, como lo haría su madre en los días de Nazaret, así saldremos de la oración confiados y dispuestos a dar testimonio de Cristo en los ambientes donde nos desenvolvemos, en oficinas y fábricas, en aulas y hospitales, en la calle y en las familias. Que María Reina y Madre de la Iglesia sea nuestra fuerza y que siempre esté en nuestros corazones, para ello digámosle repetidamente, ahora y durante todo el día: María, totus tuus, ego sum.