La primera lectura nos habla de un momento muy importante para el pueblo judío, la reconstrucción del templo, centro de la vida espiritual. Nos lleva a pensar cómo está el templo de mi alma. Quizá esté un poco abandonado, con polvo y sin vanos que dejen entrar la luz. Es posible que quizá tenga algo susceptible de mejora. Sea como fuere para que mi cuerpo sea verdaderamente templo del Espíritu tengo que dedicarle algo de tiempo. Con tantas cosas “importantes” que tenemos que hacer se nos pueda olvidar pasar la mopa a nuestra estancia más sagrada.
La memoria de los mártires de Corea es una llamada a recuperar lo verdaderamente importante, a aquello por lo que se puede dar la vida. Que el ejemplo de la respuesta heroica de estos mártires nos cuestione nuestra pasión por Jesucristo y por llevar la Luz a los que viven en oscuridad. Cuántos jóvenes de la edad de Andrés Kim Taegon (25) estarían dispuestos a dar la vida por su fe… Para situarse en esta honda el evangelio nos da la pista: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.