Domingo, día
del Señor. “Que todas mis intenciones, palabras, acciones no tengan otro fin
que la mayor gloria y alabanza de Dios”. Me siento unido a la Iglesia universal
que celebra en todos los rincones de la tierra la victoria de Cristo sobre el
pecado y sobre la muerte.
El Evangelio
de este domingo tiene una riqueza tal, que nuestra oración podría ser una
lectura reposada, amorosa, de cada versículo y detenernos allí donde
encontremos gracia. Entresacamos algunas frases de Jesús para iluminar nuestra
vida.
- Comenzamos
la oración avivando el deseo de conocer de corazón a Jesús, de
acercarnos a él como aquellos griegos que se acercaron al apóstol Felipe: “Queremos
ver a Jesús”. Se lo pedimos a María, nuestra mediadora en la oración:
“Madre, quiero ver a Jesús”, “muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”.
- “Os
aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo;
pero si muere, da mucho fruto”. Con estas palabras, Jesús alude
a su Pasión y muerte. Nos enseñan a morir a nosotros mismos para dar vida. El
P. Morales comenta así estas palabras: “Si el grano de trigo no cae en
tierra y muere… Jesús va a caer y pudrirse para producir mucho fruto. Si no,
habría ‘permanecido solo’. Madre: que aprenda a caer en tierra y pudrirme.
Primero caer en la tierra. Vida oculta con Cristo en Dios. Desaparecer en la
monótona existencia de cada día. Perderme sin aparentemente hacer nada útil.
Vivir de fe cierta y oscura, con esperanza firme y caridad entera, a lo Juan de
la Cruz. Segundo, pudrirse. Y para esto, perder el miedo a sufrir. Pudrirse es
aceptar los planes de Dios sobre mí, por absurdos e irracionales que me
parezcan. Vivir de fe en su providencia aunque no comprenda nada… Su poder
resplandece en mi debilidad, repetiré con San Pablo” (Itinerario
litúrgico).
- “Padre,
glorifica tu nombre”. Jesús glorifica al Padre cumpliendo su voluntad. Como
hombre, siente miedo y tristeza ante el sufrimiento, pero su amor al Padre y a
los hombres es más fuerte que su temor. El Catecismo de la Iglesia Católica nos
brinda este comentario a la estremecedora frase de la carta a los Hebreos que
hoy escuchamos: “Jesús, aun siendo Hijo, con lo que padeció,
experimentó la obediencia (Hb 5, 8). ¡Con cuánta más razón la
deberemos experimentar nosotros, criaturas y pecadores, que hemos llegado a ser
hijos de adopción en él! Pedimos a nuestro Padre que una nuestra voluntad a la
de su Hijo para cumplir su voluntad, su designio de salvación para la vida del
mundo. Nosotros somos radicalmente impotentes para ello, pero unidos a Jesús y
con el poder de su Espíritu Santo, podemos poner en sus manos nuestra voluntad
y decidir escoger lo que su Hijo siempre ha escogido: hacer lo que agrada al Padre
(2825).
- “Cuando
yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.” Jesús, desde
la cruz, atrae a la humanidad hacia Él. La Cruz Gloriosa es el centro del
universo, es la cima de la luz y del amor: “No se puede subir más el amor que
donde tú lo has subido. ‑
- “Has amado a
los tuyos hasta el fin del amor, pues amaste hasta donde nadie llegó ni puede
llegar” (San Juan de Ávila).
- “Señor,
Tú has dicho que el que quiera servirte que te siga y que allí donde estás Tú,
estará tu servidor: elígeme para estar contigo al pie de la cruz, sirviendo y
amando desde mi pobreza”, “Madre, ponme con tu Hijo”.