Multiplicaron sus infidelidades
Al iniciar la oración nos ponemos en
presencia de Dios y pedimos luz al Espíritu Santo para conocer los misterios de
Dios.
La historia del pueblo de Israel que
narra el libro de las Crónicas es la historia del rechazo del Dios verdadero
por otros ‘dioses’, la búsqueda de la felicidad pero según las costumbres
abominables de los gentiles, la búsqueda de la felicidad donde no se puede
encontrar porque no está.
Es la historia de la compasión de Dios
con su pueblo, avisándole por medio de sus mensajeros y la historia del pueblo
que desprecia sus palabras y se mofa de sus profetas, hasta que acaba esclavo
de una nación pagana.
¿Cómo está hoy el “Occidente cristiano”?
¿No aprenderemos de la historia de los que nos precedieron? ¿Necesitaremos un
nuevo tiempo de catacumbas para que la Iglesia renazca? ¿No nos mueve a darnos
en actitud de servicio ver tanta miseria humana y espiritual? ¿No queremos ser
mensajeros sencillos de la Palabra de Dios?
Por pura gracia estáis salvados
El apóstol Pablo nos coloca en nuestro
sitio.
Dios, rico en misericordia, por el gran
amor con que nos ama, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir
con Cristo y por pura gracia estamos salvados. Y para que no nos lo creamos
como algo conseguido por nuestro esfuerzo, remarca la idea de “salvados por su
gracia” y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios;
y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra
suya. Nos ha creado en Cristo Jesús.
Y nos pone una tarea: “para que nos
dediquemos a las buenas obras”, que él nos asignó para que las practicásemos.
Para que todo el que cree en él tenga
vida eterna
Dios ama tanto al mundo que entrega
a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que
tengan vida eterna. Y la forma de entregar a su Hijo único es que tiene que ser
elevado - el Hijo del hombre - sobre la cruz.
La cruz misterio de la humildad y
debilidad de todo un Dios a través del cual todo hombre que busca la verdad ve
la luz.
Santa María ayúdanos en esta cuaresma a
convertirnos de corazón al Señor, a que nuestras obras estén hechas según Dios,
para que todo el que cree en él tenga vida eterna.