Para disponernos hoy a orar, podemos leer muy despacio el salmo 39 y la segunda lectura del día que es Heb 10, 4-10. Ambas insisten en la disposición que debe tener el hombre ante Dios. El salmo se la atribuye al justo y la carta a los Hebreos a Cristo: “Aquí estoy, ¡oh Dios!, para hacer tu voluntad”. Y a continuación repetir la oración de ofrenda a Jesús de San Ignacio, "Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta".
1.- Dios se fija en la oración de María. Los santos y místicos han visto siempre a María en oración, en el momento de la Anunciación. Pues el texto bíblico dice que el ángel Gabriel, “entrando en su presencia” le habló. Esta expresión parece indicar que ella estaba sola, recogida, atenta y reflexiva. Actitudes necesarias para la oración personal, para escuchar a Dios. Y podemos decir también que para atraer a Dios. Los primeros cristianos, veían en María a la mujer que “conquistó” a Dios y así adelantó la salvación; por eso llamaban a María “el anzuelo que pescó al Pez divino para nosotros”. También en Caná de Galilea, María adelantó la hora de Jesús. Ante los criados le comprometió al pedirles que hicieran lo que él les dijera.
2.- Gabriel, no paró de elogiar a María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita entre las mujeres. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Y la Iglesia alarga esta cadena de alabanzas añadiendo: “ y vendito el fruto de tu vientre, Jesús. Aquí podrían terminar los puntos y dejar que cada uno continúe alabando a la Señora, desde su corazón,…
3.- María, ante tanto piropo se emocionó. Era natural, que la presencia del ángel y tales palabras la conmovieran, pero sobre todo porque era humilde. Y esta actitud que nada tiene de ñoña, ni de sentimentalismo, sino que es “andar en verdad” según Santa Teresa (Moradas, 10) hizo que María sintiera la trascendencia del momento y se preguntará qué querría Dios de ella.
4.- “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Acaba de oír al ángel: “No hay cosa imposible para Dios… El Espíritu Santo descenderá sobre ti”. Entonces comprendió los planes de Dios sobre ella y sobre la humanidad, además que podría ser madre sin dejar de ser virgen. Momento sublime, difícil de describir y sobre todo de ponderar. La salvación del mundo pendiente del “Sí” de una niña. “Y el Verbo de Dios se hizo hombre y acampó entre nosotros”.
5.- Y la encarnación continúa… Al hacerse Dios hombre en Jesús, nosotros nos hicimos hijos de Dios, hermanos de Jesús e hijos de María. Con razón podemos decir que somos familia de Dios y que nuestra vida y nuestras “cosas” no le son ajenas. María es la primera consagrada en el mundo, es modelo de secularidad cristiana y de secularidad consagrada. María fue esposa, madre, mujer de su tiempo; y desde esa realidad fue consagrada a ser toda Ella Voluntad de Dios. Dedicada a amar a Dios y al prójimo en el mundo. “Amad en el mundo! ¡Dad un testimonio de amor! Y comenzaréis a hacer un mundo mejor” (Abelardo de Armas)
La oración de hoy debe continuar en todo lugar y en todo momento. Que el Corazón de la Virgen sea nuestro hogar y descanso.