La meditación en estos días se centra en Jesús glorioso y resucitado. Así
lo contempla el evangelista san Juan y nos lo transmite en diversas facetas.
Hoy nos habla de Jesús Pan de Vida, Pan que da Vida.
En la primera lectura se nos presentan dos nombres: Esteban y Saulo.
Esteban es el protomártir después del Mártir, el único a imagen del cual lo
serán los demás. Esteban ve a Jesús glorioso y se encomienda a Él, Jesús es su
vida y dar testimonio de Él, su misión. Testimonio es la palabra latina que
traduce el termino griego martirio. Dar testimonio es ser mártir. Esteban ha
dado testimonio según la misteriosa providencia de Dios sobre nuestra vida
mortal y Saulo es elegido para dar testimonio hasta los confines de la tierra;
podemos ver una continuidad providencial en estas dos personas que Lucas enlaza
en su obra. Recemos con el salmo: “a tus manos Jesús encomiendo mi vida; tu
misericordia es mi gozo y mi alegría”.
En la realización de nuestro testimonio, Jesús es para nosotros viático
para el camino, alimento en cada paso hacia Él, es el Pan de Vida eterna. En
estos días que meditamos el capítulo seis del evangelio de san Juan ampliemos
nuestra comprensión de la eucaristía para enriquecer nuestra vida espiritual y
nuestro testimonio de Jesús.