Jueves de Pascua: el Señor ha resucitado… ¡y está entre nosotros!
La alegría en nuestro día debe ser nuestro distintivo, porque tenemos una
gran noticia que celebrar y anunciar. ¡Dios ha vencido a la muerte!
Hoy el Señor en el evangelio nos dice muchas cosas.
Jesús no es un hombre de discursos sin más sino que estas palabras vienen
después de lavar los pies a sus discípulos. ¿Cuáles son nuestros pies que
debemos lavar hoy? Acciones del día a día sin aparente importancia que lo son
todo para nuestro Jesús.
También nos recuerda que todos somos igual de importantes para Dios.
Por último anuncia que va a ser traicionado. Os invito a centrarnos en este
momento, en este tiempo de oración. ¿Cuánto sufriría Jesús al saber que uno a
los que ha limpiado los pies, al que le ha dado su confianza, al que se ha dado
por entero a lo largo de los últimos años…, le va a traicionar? Pues algo así
le debemos hacer sufrir nosotros cada vez que le traicionamos, a Él que nos lo
ha dado todo. Vamos a pedirle perdón, a decirle lo mucho que le queremos,
poniendo en Él nuestros deseos de santidad, y a suplicarle que nos ayude, que
somos muy pequeños y no podemos nada si no es Él quien actúa.
María, enséñanos a encontrar en las cosas pequeñas de cada día esos pies
para lavar; ayúdanos a pedir perdón a tu Hijo, y ayúdanos a ser santos hoy.