La oración de hoy podíamos comenzarla
cantando interiormente esa canción, que todos hemos escuchado alguna vez, y
cuya letra os copio a continuación...
Como el Padre me
amó
yo os he amado.
Permaneced en mi amor,
permaneced en mi amor. (bis)
yo os he amado.
Permaneced en mi amor,
permaneced en mi amor. (bis)
Si guardáis mis
palabras
y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría
el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino
sirviendo siempre a la verdad,
fruto daréis en abundancia;
mi amor se manifestará.
y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría
el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino
sirviendo siempre a la verdad,
fruto daréis en abundancia;
mi amor se manifestará.
No veréis amor
tan grande
como aquél que os mostré.
Yo doy la vida por vosotros,
amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando
y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo
de amar como Él me amó.
como aquél que os mostré.
Yo doy la vida por vosotros,
amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando
y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo
de amar como Él me amó.
¡Qué bien está resumido el deseo de Dios
con todos nosotros en su estribillo: "Permaneced en mi amor...!" ¡Si
por Dios fuera, nadie se quedaría fuera del mismo.., pero el Señor se ve
obligado constantemente a salir en nuestra búsqueda y captura...
¿Por qué huimos del Amor de Dios? ¿Nunca
te has hecho esta pregunta..? Yo te invito hoy a que te la hagas en tu oración
personal, para que veas hasta que punto somos inconscientes del Amor que Dios
nos tiene...
¿Te has dado cuenta de que todo en el
evangelio de este día son promesas, si permanecemos en su amor.., y todo son
desgracias, si nos salimos del mismo..? Repasémoslas para percatarnos:
Desgracia: "A todo sarmiento que no da fruto en mí lo
arranca,
Promesa: y a todo el que da fruto lo poda, para que dé
más fruto.
Promesa: Vosotros ya estáis limpios por la
palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo
en vosotros.
Desgracia: Como el sarmiento no puede dar fruto
por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí.
Promesa: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante;
Desgracia: porque sin mí no
podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera,
como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Promesa: Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se
realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así
seréis discípulos míos».
Empezábamos nuestra oración con una
canción y, me gustaría terminarla con una invocación... No es mía, pero reza
así:
En medio del
hambre y la guerra
CELEBRAMOS LA PROMESA DE ABUNDANCIA Y PAZ
En medio de
la opresión y el autoritarismo
CELEBRAMOS LA PROMESA DE SERVICIO Y LIBERTAD
En medio de
la duda y la desesperación
CELEBRAMOS LA PROMESA DE FE Y ESPERANZA
En medio del
odio y la muerte
CELEBRAMOS LA PROMESA DE AMOR Y VIDA
En medio del
pecado y la ruina
CELEBRAMOS LA PROMESA DE SALVACIÓN Y RENOVACIÓN.
En medio de
la muerte que nos rodea
CELEBRAMOS LA PROMESA DEL CRISTO VIVO. Que así sea...