17 abril 2016. Domingo de la cuarta semana de Pascua (Ciclo C) – Puntos de oración

La referencia central para este domingo IV de Pascua, es la del Buen Pastor. Sólo mencionarlo nos debe llenar de amor hacia Jesús, que fijándose en esta estampa del pastor que hemos contemplado tantas veces por los campos de Castilla, hemos conversado con ellos y nos han dejado “un no sé qué,” que ellos tienen de tantas horas al cuidado de sus ganados, tantos años, para los que apenas cuenta el tiempo que se ralentiza como si se detuviera, (“saboreando la eternidad, olvidando el tiempo”), nos va a llevar a hacer una oración llena de paz, amor y ternura.
Para empezar, nos ponemos como siempre en la presencia de Dios: “Que todas mis intenciones, acciones y operaciones durante este rato de oración sean encaminadas en servicio y alabanza de tu Divina Majestad.
“Yo soy el buen Pastor que conozco mis ovejas” ¡Cómo nos conoce el Señor! Por eso el jueves le suplicábamos en la oración de la misa: “Dios todopoderoso y eterno que en estos días de Pascua nos has revelado más claramente tu amor y nos has permitido conocerlo con más profundidad; concede a quienes has librado de las tinieblas del error- te reconocen como buen Pastor- adherirse con firmeza a las enseñanzas de tu verdad”.
A través de la Pascua con sus apariciones, “te has revelado y manifestado tu amor  como buen Pastor, que conoces tus ovejas, escuchan tu voz porque ellas te conocen y te siguen y les das la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano”.
“El buen Pastor, da la vida por las ovejas”. ¡Cómo lo refleja el logo del Año de la Misericordia!: Carga con la oveja perdida y la incorpora al redil y todo ello envuelto en tres círculos de más a menos en tamaño y en color de más claros a más intensos, donde se encierra la Trinidad: al fondo el Padre centro de todo la Vida, el Hijo y el Espíritu arropando, iluminando y conduciendo la Redención y Salvación que es obra de su Misericordia.
“Yo soy el buen Pastor, conozco mis ovejas y ellas me conocen” Aleluya, aleluya, palabra que encierra todo lo que es el misterio pascual. La que canta una muchedumbre inmensa que nadie puede contar. Porque él Cordero está delante del trono es su pastor.
“Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida pro sus ovejas y se dignó morir por ellas”¡Aleluya! Canta la antífona de comunión.

No hace falta mucho más para hacer una oración confiada y gozosa dejándose guiar por el Espíritu Santo contemplando la figura de Jesús bajo Pastor. Hay que dejarse conducir, llevar para conocerle, amarle, seguirle. La figura del Buen Pastor, la parábola de la oveja perdida y las referencias de las lecturas pueden ser más que suficientes. Escucharemos la voz de la Virgen que nos dice: “Haced lo que Él os diga”.

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