16 abril 2016. Sábado de la tercera semana de Pascua – Puntos de oración

A lo largo de la vida, hay momentos en que surge la pregunta por qué camino tirar, cuál será la senda mejor, la dirección correcta, el paso a dar…
Las palabras de Pedro nos ofrecen la oportunidad de optar de manera consciente y personal por Dios, de renovar la identidad cristiana, a pesar de que el contexto ambiental pueda estar invitando a una forma de vida descreída y presentista.
En el Antiguo Testamento leemos cómo Josué, una vez que llegó con el pueblo a la tierra de promisión, planteó a los israelitas la posibilidad de seguir a los ídolos de los otros pueblos. Él por su parte se confesó creyente y fiel al Señor: -«Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor» (Jos 24, 15)
Algo parecido vemos que sucedió en Cafarnaúm. Ambos ejemplos nos llevan a personalizar la fe en Jesucristo, la opción por Él, a pesar de que parezca algo trasnochado confesarse creyente. Sin embargo, es el momento de optar, de testimoniar la convicción de que seguimos al que se nos ha manifestado como Hijo de Dios.
Quienes caminan en la vida de forma creyente, afrontan las dificultades de otra manera, y aunque sientan dudas, como los demás, saben resolverlas desde una visión teologal, trascendente.
Independientemente de la opción de vida, una determinación es decidir tener a Dios por Dios, como lo han hecho los santos. Así nos lo enseñan muchos que tomaron el camino de la fe.
Con la convicción de que “todo es gracia”, que fue Él quien nos eligió desde antes de la creación del mundo repetiremos con el salmista: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre”.

«Señor, ¿a quién iremos? Solo tú tienes palabras de vida eterna»

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