28 abril 2016. Jueves de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

La fiesta de la Pascua es tan importante que la Iglesia ha destinado 50 días para celebrar este día, por ello en este jueves de la 5ª semana de pascua seguimos pendientes de Jesús resucitado. Iniciamos nuestra oración poniéndonos en la presencia de Jesús resucitado; sentimos la presencia de este Señor que nos quiere tanto que ha muerto por nosotros. Podría habernos salvado de muchas formas, pero ha decidido hacerlo de esta manera.
¿Dios puede sufrir? ¿Dios puede alegrarse y gozar? Son preguntas que las dejamos a los teólogos que las resuelvan, si pueden. Lo cierto es que nosotros hemos visto sufrir a Dios en la pasión y alegrarse un montón en la pascua. A lo mejor, no es tan malo el sufrimiento, como pensamos. Es posible que sea una forma de manifestar el amor. Lo que sí es cierto es que si permanecemos en el amor de Dios, la alegría permanece en nosotros; esta alegría no es la que brota de unas copas de más, ni siquiera de un chiste bien contado: esta alegría nace de permanecer en el amor de Dios. Por tanto si quieres estar alegre, debes permanecer en la gracia de Dios y en su amor.
Por otra parte el fuego del amor debe alimentarse y extenderse: la narración que nos hacen los hechos de los apóstoles en el texto de hoy es maravilloso: Todos los apóstoles y discípulos estaban maravillados de cómo se extendía la Palabra de Dios entre los gentiles y varios de ellos animan a desprenderse de una ley creada por los hombres para recubrirse de la nueva Ley traída por Cristo. El Espíritu Santo mueve la iglesia desde el principio como la mueve hoy también. La iglesia que funda Jesús, la que vemos en Los hechos de los apóstoles es la misma que vemos hoy; que tiene sus deficiencias y pecados, igual que los tenía en los primeros siglos, pero es la iglesia de Jesucristo. Desde la Milicia seguimos manifestando nuestra fe sincera y profunda en esta iglesia; con el Papa al frente y con nuestros obispos. Hoy se ataca a la Iglesia de una forma especial en todos los frentes: son necesarios cristianos fuertes que la apoyen y la defiendan en toda situación y momento.

Terminamos nuestra oración con una petición a la Virgen para que siga protegiendo a su Iglesia, la siga alimentando y animando.

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