Comenzamos nuestra Cuaresma hoy, con
ánimo de profunda oración e intensa purificación de nuestra vida para llegar a
imitar a Cristo cuando dijo “he deseado ardientemente comer esta Pascua con
vosotros” (Lc 22, 15).
Serenemos el corazón y meditemos las
lecturas de hoy, que son de una gran riqueza. Hoy voy a dejar que San Rafael
Arnáiz nos ilumine sobre este Evangelio:
“¡Cómo expresar lo que mi alma
sintió, cuando de boca de tan santo Prelado, escuchó lo que ya es mi locura, lo
que me hace ser absolutamente feliz en mi destierro… el amor a la Cruz! ¡Oh!
¡La Cruz de Cristo! ¿Qué más se puede decir? Yo no sé rezar… No sé lo que es
ser bueno… No tengo espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo… Sólo sé una
cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a pesar de verme tan pobre en
virtudes y tan rico en miserias… Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni
por nadie cambiaría…, mí cruz…, la Cruz de Jesús. Esa Cruz que es mi único
descanso…, ¡cómo explicarlo! Quien esto no haya sentido…, ni remotamente podrá
sospechar lo que es.
Ojalá los hombres todos amaran la
Cruz de Cristo… ¡Oh! ¡Si el mundo supiera lo que es abrazarse de lleno, de
veras, sin reservas, con locura de amor a la Cruz de Cristo…! Cuánto tiempo
perdido en pláticas, devociones y ejercicios que son santos y buenos…, pero no
son la Cruz de Jesús, no son lo mejor…
Pobre hombre que para nada vales ni
para nada sirves, qué loca pretensión la tuya. Pobre oblato que arrastras tu
vida siguiendo como puedes las austeridades de la Regla, conténtate con guardar
en silencio tus ardores; ama con locura lo que el mundo desprecia porque no
conoce; adora en silencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere.
Medita en silencio a sus pies, las grandezas de Dios, las maravillas de María,
las miserias del hombre del que nada debes esperar… Sigue tu vida siempre en
silencio, amando, adorando y uniéndote a la Cruz…, ¿qué más quieres?
Saborea la Cruz…, como dijo esta
mañana el señor Obispo de Tuy. Saborear la Cruz…” (Escritos espirituales; 03-04-1938)
Y, para completar, os dejo una
canción de la Hermana Glenda que repite precisamente el Evangelio de hoy:
Por último, un apunte sobre la
primera lectura: escucha la solemnidad de las palabras de Moisés al pueblo “hoy
pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal”. Y escúchalas
como una llamada fuerte del Señor para vivir la Cuaresma con renovado ímpetu,
que sea un aldabonazo. “Elige la vida, para que viváis (…) amando al Señor”.