6 febrero 2018. Martes de la V semana del T. Ordinario – San Pablo Miki y Compañeros – Puntos de oración

Purifico mi oración antes de comenzar, le pido a Dios que haga Él lo que deseo pero soy incapaz de conseguir por mí mismo: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de vuestra divina majestad”.
El Evangelio de hoy habla de formalismos y de vivencias profundas y veraces:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Merece la pena releerlo lentamente, dejando que cale y cuestione nuestra vida. ¿A dónde se me va la cabeza o el corazón espontáneamente al hablar de formalismos en mi vida? ¿Dónde está pidiendo paso el Señor?
Por si te ayuda (no pierdas tiempo en palabras humanas, si la Palabra te ha resonado en el corazón), a continuación tienes dos textos. El segundo conocido en oraciondelmilitante. El primero, de una laica mística francesa, Madeleine Lelbrêl, que habla de una forma contemplativa de vivir en el mundo, para nada farisaica…
UNA COMUNIÓN EN UN AMOR
Cuando aquellos a quienes amamos nos piden algo,
les damos las gracias por pedírnoslo.
Si Tú deseases, Señor, pedirnos una única cosa en toda nuestra vida,
nos dejarías asombrados,
y el haber cumplido una sola vez tu Voluntad
sería el gran acontecimiento de nuestro destino.
Pero como cada día, cada hora, cada minuto,
pones en nuestras manos tal honor,
lo encontramos tan natural que estamos hastiados,
que estamos cansados…
El día que entendiésemos, iríamos por la vida como una especie de profetas,
como videntes de tus pequeñas providencias,
como agentes de tus intervenciones.
Desde la óptica de la contemplación, la fe deja de ser formalismos y letra muerta. Y comienza a ser una relación viva con un Dios que se hace presente en la propia vida, llamando a vivir desde la autenticidad… El Mandamiento nuevo del Señor, se hace Presencia cierta…
Ya lo decía Benedicto XVI, al concluir los ejercicios espirituales para la curia romana, el 23 de febrero de 2013, antes del final de su pontificado.

Creer no es otra cosa que,
en la noche del mundo,
tocar la mano de Dios
y así, en el silencio,
escuchar la Palabra,
ver el Amor.

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