23 febrero 2018. Viernes de la I semana de Cuaresma – San Policarpo – Puntos de oración


“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
Celebramos hoy a San Policarpo de Esmirna, mártir de la fe en el s. II que conoció personalmente a los apóstoles. Cuenta la leyenda, en las actas de su martirio, que al ser quemado (fue como murió) quedó el ambiente impregnado de olor a rosas.
La oración de hoy podría ser una unión del martirio y el tiempo litúrgico que nos ocupa: la Cuaresma. ¿Qué puntos tienen en común?:
ü  La Cuaresma es preparación para la celebración del martirio supremo y fuente del resto de martirios, el de Cristo en la Cruz. Además, el martirio como puerta para la gloria y el gozo, porque la Cuaresma es preparación para los días de la pasión y muerte, pero sobre todo para la Resurrección.
ü  El martirio al que estamos llamados es el martirio blanco, el morir día a día (hasta que, si Dios lo quiere, un día nos pida el martirio de sangre). Llamada, por tanto, a la conversión, a morir cada día a nosotros y resucitar para el Señor. Relee la primera lectura con esta idea de fondo, ¿qué te dice el Señor? El martirio también de la caridad.
ü  El mártir, entendido como el que se entrega de manera absoluta, sin apegarse ni siquiera a su vida, y se da día a día (relee el Evangelio desde este punto de vista).
ü  El mártir que sabe que su vida está en manos de Dios. La llamada a la conversión, a la santidad, no se consigue “por puños”, “porque yo lo valgo”, sino que es una gracia del Señor. Como dice el prefacio de mártires: “porque en su martirio, Señor has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio”. Mártir viene del griego y significa, literalmente, “testigo”. Podríamos entenderlo de esta forma: no es un testigo valiente del Señor, sino que el Señor le hace su testigo, es el Señor quien hace de Él su testimonio. Es una bandera que levanta el Señor anunciando su misericordia, su gracia y su fuerza.
Feliz oración. “Que La Fuerza te acompañe” (nótese las mayúsculas).

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