Espero que te ayuden estas
palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de
oración. Sería bueno, si es posible, que realices tu rato de oración delante de
Cristo en la Eucaristía. Si no es posible porque no cuentas con esa
posibilidad, dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.
Empezamos nuestra oración invocando
al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el
fuego de tu amor”.
Una vez que ya nos hemos puesto en
presencia de Dios pidiendo la asistencia del Espíritu Santo, podemos repetir al
Señor lentamente y varias veces: “Ven Señor Jesús, ven Señor Jesús, …”.
Señor, sólo quiero estar aquí contigo
haciendo este rato de oración. Que no te hable como un loco para reclamar tu
atención, como hacían los paganos. Que sólo quiera estar aquí contigo Señor,
sin pensar en las cosas que tengo fuera. Deseo descansar en ti. Tú ya sabes
Señor lo que necesito, y tú me dices sólo: “quédate aquí conmigo”.
El Señor nos enseña en el Evangelio
la forma de rezar a Dios. Te sugiero que le reces despacio el Padrenuestro a
Dios, haciendo tuyas verdaderamente las frases que repites en esta oración.
Puedes incluso escribirlo si te ayuda a fijarte en lo que te dice el Señor en
cada frase.
“Dios mío, tú eres mi Padre del Cielo
y santificado es tu nombre. Qué venga a mi tu Reino. Qué se haga tu voluntad en
mi vida. Señor atiende por favor mis necesidades y las de mi familia. Perdona
mis pecados y enséñame a perdonar también a los demás. No me dejes caer en las
asechanzas del enemigo. Defiéndeme Señor. Amén”
Le pedimos a la Virgen María que
interceda por nosotros en esta Cuaresma para que la vivamos verdaderamente como
tiempo privilegiado para la conversión.