3 septiembre 2018. Lunes de la XXII semana del T. Ordinario – San Gregorio Magno – Puntos de oración

Las lecturas de hoy nos presentan el tema de la palabra de Dios como hilo conductor de todas ellas.
Así, en la primera de S. Pablo a los Corintios, se dice: mi palabra y mi predicación... Por otra parte, el Salmo, repite esta idea hasta en seis ocasiones: todo el día estoy meditando // Tu mandato…siempre me acompaña //…porque medito tus preceptos //…porque cumplo tus leyes // para guardar tu palabra // porque tú me has instruido. En el evangelio, se remarca la importancia de la palabra: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír… y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
            Observamos que, en S. Pablo, la palabra surge por la manifestación y el poder del Espíritu. Esto queda claro cuando indica, me presenté a vosotros débil y temblando de miedo.  El amor a esa palabra le empuja a darla a conocer cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios. Asimismo reviste, al que la ama y se alimenta de ella, de sabiduría y sagacidad divinas como se indica en el Salmo. Leeremos que, el mensaje del evangelio de hoy se genera a partir de cuando se dice encontró el pasaje donde estaba escrito. La explicación de la Escritura va a acarrearle a Jesús serios problemas: al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos.
Pedimos a nuestra Señora el amor que tenía ella por la S. Escritura. Amor que se traduce en dedicarle tiempo, en interiorizarla hasta hacerla savia propia, en ser divulgadores, en dejar que cuestione nuestro modo de pensar, de amar y de actuar. Incluso, le pedimos la gracia para estar dispuestos a sufrir, como Jesús, por expresar la verdad.

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