Oración preparatoria: Señor, que
todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en
servicio y alabanza de tu divina majestad.
Como composición de lugar te sugiero una escena de la
película “La Pasión” en la que se ve el diálogo y el cruce de miradas entre
Jesús y su discípulo Juan http://www.la-biblia.info/catequesis-para-ninos/Jesus-nos-ensena-a-decir-siempre-la-verdad.jpg
Para meditar mejor te propongo un resumen del
evangelio por versículos:
Marcos 9,38-40: Jesús corrige la mentalidad
cerrada del apóstol Juan
Marcos 9,41: Quien da un vaso de agua… será recompensado
Marcos 9,42: La exigencia de evitar escandalizar a los pequeños
Marcos 9,43-48: El compromiso radical por el Evangelio
Marcos 9,41: Quien da un vaso de agua… será recompensado
Marcos 9,42: La exigencia de evitar escandalizar a los pequeños
Marcos 9,43-48: El compromiso radical por el Evangelio
Jesús nos quiere enseñar cuatro exigencias
evangélicas, cuatro caminos de conversión para las personas que queramos
seguirlo:
1º.- Por ser cristianos no poseemos el monopolio
sobre Jesús, ni sobre el bien ni sobre la verdad: es una lección de ecumenismo
y universalidad de Jesús. El Reino de Dios, el Corazón del Padre, es más grande
que nuestras mezquinas medidas y reservas. Para Jesús, lo que importa no es si
la persona forma o no forma parte de la Iglesia, de la parroquia, de mi grupo,
lo importante es su buena voluntad y su deseo de hacer el bien (Mc 9,38-40).
2º.- Los pequeños gestos de misericordia y
caridad: Jesús se está dirigiendo a Jerusalén para dar su vida. Pero Él no se
olvida de enseñarnos los pequeños gestos de donación en la vida de cada día: un
vaso de agua, una sonrisa, una limosna, y tantos otros gestos con los cuales
podemos revelar el amor. ¿Quieres ser santo? Recorre estos senderos.
3º.- Jesús nos recuerda la acogida que hay que dar
a los más pequeños: niños, pobres, débiles, enfermos… Los más amados por el
Corazón de Jesús (Mc 9,41-42)
4º.- Jesús nos pide que nos tomemos en serio su
seguimiento, que nos comprometamos radicalmente, hasta dar la vida, por Él y
por el Evangelio (Mc 9,43-48).
Termino mi oración en un coloquio con la Virgen,
agradeciendo y suplicando que me ponga siempre junto a su Hijo.