11 abril 2019. Jueves de la V semana de Cuaresma – Puntos de oración


El camino cuaresmal está a punto de desembocar en la Semana Santa: estamos ya en el día 36 de los cuarenta días de este tiempo de gracia y misericordia. Puede ser un buen momento para recapitular el camino recorrido y alcanzar la gracia de conversión y purificación que hemos suplicado y buscado con la práctica de las obras cuaresmales. Nuestras oraciones, sacrificios y limosnas trataban de llevarnos a alcanzar un corazón contrito y humilde, principio de una renovación de vida y de un empeño nuevo de ser santos. El testimonio de la liturgia cuaresmal nos impulsa en esta dirección, como vemos en estas oraciones bellísimas de las misas de estos días. Sólo rezándolas despacio haríamos una sincera oración:
Escucha nuestras súplicas, Señor,
y protege con amor a los que han puesto su esperanza en tu misericordia.
para que, limpios de las manchas de los pecados.
perseveren en una vida santa
y lleguen de este modo a heredar tus promesas.
(oración colecta de hoy)
Oh, Dios, que prefieres compadecerte
de quienes confían en Ti antes que enojarte,
concede a tus fieles
llorar justamente los pecados cometidos
y merecer así la gracia de tu consuelo
(oración sobre el pueblo del martes)
El momento en que se concreta esta gracia y este paso de lo viejo a lo nuevo es el sacramento del perdón, vivido con intensidad de fe y de confianza en el amor de Cristo que muere en la cruz por mí. Unas palabras del Papa en la celebración penitencial que presidió en el Vaticano nos ayudan a ello:
“La confesión es el paso de la miseria a la misericordia, es la escritura de Dios en el corazón. Allí leemos que somos preciosos a los ojos de Dios, que él es Padre y nos ama más que nosotros mismos… Cuántas veces no sabemos ya cómo recomenzar, oprimidos por el cansancio de aceptarnos. Necesitamos comenzar de nuevo, pero no sabemos desde dónde… El perdón nos da un nuevo comienzo, nos hace criaturas nuevas, nos hace ser testigos de la vida nueva. El perdón no es una fotocopia que se reproduce idéntica cada vez que se pasa por el confesionario. Recibir el perdón de los pecados a través del sacerdote es una experiencia siempre nueva, original e inimitable” (29-III-2019).
Desde este encuentro con la misericordia de Dios nos disponemos a entrar en la Semana Santa con un gran deseo de estar junto a Jesús, que sufre y muere por mí, de ser el discípulo amado que entra en la intimidad de su Corazón, de dejarnos curar por sus llagas.
“Quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre”, nos dice hoy Jesús en el Evangelio. Las palabras de Jesús tienen vida eterna y quien las guarda tiene vida en abundancia. Como el pecado esclaviza y destruye, su Palabra libera y vivifica. Escuchemos como la mujer adúltera esas palabras que resucitan: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”.

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