Nos ponemos en la presencia del Señor
antes de hacer este rato de oración. Recordar el pasaje del publicano y del
fariseo que van a orar nos puede ayudar: toma la actitud del publicano y siente
el peso enorme de todas tus miserias y a la vez la misericordia de Dios que te
perdona.
Los textos de las escrituras de hoy son
tremendamente sugerentes y luminosos para la época cuaresmal en que nos
encontramos: la MISERICORDIA DE DIOS es el hilo conductor.
En la primera lectura, la historia de
Susana, los dos jueces y el profeta Daniel cuando era un niño aún; nos dejan
impresionados y bien valdrían como guión de una nueva serie de las que se
estilan hoy. Pero es necesario quedarse con la esencia del mensaje que Dios
quiere darnos con este texto: Dios no se olvida nunca de nosotros y siempre
está ahí para ayudarte. Muchas más conclusiones se pueden deducir de este texto
de la Profecía de Daniel.
El salmo nos invita a confiar siempre en
el Señor: “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas
conmigo” Esta confianza debe ser extrema, nunca falla.
El texto del Evangelio de san Juan es
uno de los textos más rico del Nuevo Testamento. Este pasaje nos da mucha luz
para nuestra vida y podría ser motivo de nuestra oración durante toda una
cuaresma o unos ejercicios espirituales enteros. Hay varios personajes que
conviene analizar en la escena: por un lado está el pueblo que mira y no hace
nada, sólo mira. Luego están los escribas y fariseos que aparecen con muy malas
intenciones. Está la mujer que ha sido sorprendida en adulterio y por último
está Jesús, sentado y enseñando al pueblo.
Aparecen los fariseos y ponen en medio a
una mujer que ha sido pillada cometiendo adulterio: hoy en día, en algunos
países, se condena a muerte a la mujer a ser apedreada hasta la muerte; el
hombre sin embargo se iba sin ninguna sanción. El objetivo externo es poner a
prueba la Maestro para pillarlo en contradicción: ¿qué hay que hacer en una
situación así? Si contesta que hay que apedrearla, como manda la Ley; se
contradice en su estilo de predicación y si contesta que hay que perdonar,
contradice a la Ley y se le puede culpar a Él. Jesús se inclina y escribe sobre
el suelo; después emite su sentencia: “el que esté sin pecado, que le
tire la primera piedra”. Todos los escribas y fariseos se fueron retirando,
empezando por los más viejos.
La misericordia de Dios es infinita y
está hecha para derramarse a raudales sobre los hombres. Te sugiero que te
pongas en el papel de la mujer. Nuestros pecados y miserias son tan grandes o
más que los de esta mujer. Vive toda la escena desde su punto de vista, Escucha
también tú el final de la sentencia: “Mujer, ¿Dónde están tus
acusadores?, ¿ninguno te ha condenado? Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús
dijo: tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante, no peques más.”
“La misericordia de Dios, es una caricia
sobre nuestros pecados” (Papa Francisco)
Nunca pongas en duda que Dios te perdona
y ama mucho. Si pecas más: ama mucho más todavía. La misericordia y el perdón
siempre debe ser más grande que el pecado.