28 abril 2019. Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia (Ciclo C) – Puntos de oración


Todos los días de esta primera semana de recitamos este texto antes de la lectura del Evangelio:
“Este es el día que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Jesús ha resucitado, Jesús ha penetrado en nuestra vida, a lo mejor todavía no soy muy consciente de ello. Pero mi vida ha cambiado. No se debe a mi esfuerzo sino, que ha actuado el Señor y a él se debe nuestra alegría y gozo.
Pero es fácil que dediquemos un rato a la oración diaria, a la de este día y Cristo siga fuera de mí. El esfuerzo para estar en la presencia Dios consiste en abandonarme, a dejarme invadir por este gozo imparable de la Resurrección. No pasa nada porque no lo sientas sensiblemente lo importante es estar en esta disposición, atento a ese deseo del Señor que se quiere colar y transformarme todo el día. Si creo en Jesús tengo que comunicarlo. Si no soy testigo de palabra y de obra, esta oración está vacía, no me he encontrado todavía con la mirada de Jesús.
Nos puede suceder como a los discípulos en la mañana de la resurrección; no creen en el anuncio de María Magdalena, ni al testimonio de los discípulos de Emaús… “Por fin Jesús se apareció a los Once, cuando estaban a la mesa y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado”
Nos ayudará a recibir a Cristo resucitado, vivir unidos, aunque sea en la distancia por tantas personas que tratan de unirse con nosotros y, entonces Se manifiesta y con mayor realismo si participamos cada día en la Fracción del Pan, como los discípulos de Emaús.
Entonces sí escucharemos su mandato: “Id al mundo entero y proclamad en Evangelio a toda la creación”.
Pedimos a María, la mujer fuerte que nos alcance, ¡casi nada!: “El gozo de la Pascua. Fe creciente, esperanza cierta, alegría desbordante, paz imperturbable amor ardiente
(P. Morales SJ)

Archivo del blog