22 abril 2019. Lunes de la Octava de Pascua – Puntos de oración


Durante la octava de Pascua celebramos cada día la resurrección del Señor Jesús, como lo hacemos cada domingo del año. Es el acontecimiento salvífico más importante de nuestra fe. Por eso, el mensaje del evangelio de este día: ¡alegraos! ¡no queráis temer! Y también la misión ¡id a mis hermanos!
Es digno de consideración la segunda parte del evangelio de hoy en que se trata de neutralizar el acontecimiento que celebramos. No interesa tanto la verdad cuanto el statu quo, el miedo al cambio, el asumir una realidad desconcertante. La resurrección de Jesucristo inaugura una nueva realidad en el mundo, un cambio radical: la creatividad del amor de Dios hace una nueva creación a la que el hombre es llamado a participar mediante la fe, esperanza y caridad que trasfiguran la propia existencia.
“Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los Apóstoles -y a Pedro en particular- en la construcción de la era nueva que comenzó en la mañana de la Pascua” (Catecismo de la Iglesia Católica 642)
Dada su naturaleza, yo diría que en cada momento de la historia somos llamados a renovar nuestra incorporación a esa nueva era; es decir, no se trata de una realidad pasada que caducó, sino de una realidad a la que nos podemos y debemos incorporar, siempre de nuevo, en cada momento de nuestra existencia. Hoy Jesús resucita para mí. Resucitó, resucito, resucitaré, ¡aleluya!

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