1 octubre 2020, jueves de la XXVI semana del T. O. – Santa Teresa de Lisieux – Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos ayude a seguir creciendo en esta relación de amistad que es la oración.

Hoy la Iglesia recuerda a una santa muy especial, Santa Teresa del Niño Jesús. Teresa o Teresita, nos enseñó con su vida que la vida de fe es cuestión de amor y confianza. Confiar en aquel que sabemos que nos ama y a través de nuestra pequeñez pude hacer grandes cosas.

En las lecturas de hoy aparecen estos dos temas: amor y confianza. En la primera lectura y el salmo se nos habla de un deseo que espera hacerse realidad, ver al Señor. Un deseo que parte de la confianza, del saberse amado y llamado al amor. Esto es sin dunda lo que debería ser, el sueño de nuestra vida, ver al Señor, buscar su rostro y al final encontrarlo. Os invito a leer lentamente esta y el salmo y meditar como de vivo está ese deseo en mí. ¿De verdad deseo de corazón cada día encontrar el rostro del Señor, llegar a Él?

En el evangelio, se nos narra un pasaje de envío, en el que Jesús nos enseña cómo debemos llevar al mundo el reino de Dios. De nuevo, resuenan el amor y la confianza. En concreto, leyendo el evangelio me han llamado la atención dos puntos. El primero es el mandato que aparece: “rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.” Jesús, antes de nada, nos invita a pedir al Padre que nos ayude en nuestro trabajo. Muchas veces nos puede ocurrir que nos falta confianza en Dios o nos sobra confianza en nosotros mismos y no pedimos ayuda al Padre. Sin embargo, vemos que lo primero es pedir, porque solos no podemos y pedir porque somos hijos de Dios, y nuestro padre está deseando escuchar nuestras peticiones.

El segundo punto que me ha llamado la atención ha sido el mensaje: “el reino de Dios ha llegado”. Este mensaje, Jesús propone que lo digamos tanto a los que nos reciban, como a los que no nos reciban. Es decir, no importa quién tengamos delante, ni como nos ha tratado a nosotros, lo que importa es que el reino de Dios ha llegado, el amor de Dios está por encima de nosotros y tiene que llegar a todos. Jesús nos invita a vivir desde el amor y para el amor. Os invitaría a releer este evangelio desde esta clave, como una llamada a vivir desde el amor para compartir ese amor que se nos ha sido dado.

Al final de nuestro rato de oración, reservad un tiempo para compartir con la Virgen María, nuestra madre, nuestras inquietudes de la oración.

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