El Señor nos invita a orar sobre el perdón en este domingo. Así nos lo plantea tanto el Evangelio como la primera lectura. Vivir y orar este domingo, este día en que celebramos la Resurrección del Señor desde el perdón. El mensaje del evangelio es muy claro: ¿perdonas tú en tu vida como el Señor perdona tus pecados? Parece que el Padre nos quiere decir hoy: ¡perdonad!, esa es la única manera de resucitar con mi Hijo. Yo os puedo perdonar, pero no resucitaréis verdaderamente si no perdonáis vosotros. Como dice el Padre Nuestro, su perdón solo será completo si nosotros vivimos desde él.
Pero Señor, podemos contestarle
nosotros, a veces es tan difícil perdonar. ¡A veces somos tan duros de corazón!
Hoy puede ser un buen día para compartir con Él esas dificultades que
experimentamos para perdonar. Porque su perdón siempre se adelanta al nuestro.
Sólo será completo si nosotros también vivimos desde él y perdonamos. Pero
siempre podemos volver a su perdón para volver a aprender a perdonar. Así nos
lo dice el Evangelio: ¿cuántas veces hay que perdonar? “Hasta setenta veces
siete”. Jesús nos dice cómo tenemos que perdonar, pero es porque Él está
dispuesto a perdonarnos así, también cuando no perdonamos a los demás.
Por eso, además de meditar las palabras de Jesús en el Evangelio y las de la primera lectura, nos puede ayudar el salmo de hoy: “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Bendice, alma mía, al Señor…”. Así meditaremos la misericordia que el Señor ha tenido con nosotros, para que vaya impregnándonos poco a poco con su sabor a Resurrección, con su sabor a amor al prójimo, a un amor como el suyo. Y así, se hará realidad en nosotros lo que dice Pablo a los romanos: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor”.
