Antes de iniciar nuestro rato de oración, nos ponemos delante del Señor y sentimos que Dios está a nuestro lado; si es posible hacer la oración delante de un sagrario mejor, pues te animo a sentir la presencia de Jesús Eucaristía y que marque tu jornada.
El texto del Evangelio de hoy es muy sugerente pues comienza con una escena
que muy bien nos puede servir como composición de lugar: Jesús cerca del lago
de Genesaret y “la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la Palabra de
Dios”. Hoy, por desgracia, no sucede lo mismo y la gente no se amontona para
escuchar al Señor. Sin embargo, la gente sigue teniendo la misma necesidad de
escuchar la palabra de Dios; por eso necesita de personas como tú y como yo que
les hagamos llegar esa palabra.
¿Ante qué o quién se agolpa hoy la gente para escuchar?
El mundo de hoy sigue teniendo necesidad de oír hablar de esperanza, del
verdadero amor y de la verdadera alegría, pero se van a escuchar a los
charlatanes de nuestros tiempos, sean artistas, políticos o los mismos
embaucadores de siempre.
Tú tienes que ser el medio por el cual llega la Palabra del Señor a la
gente y para ello necesitas prepararte lo mejor posible con el estudio y el
trabajo diario y con la valentía necesaria para hablar, primero a Dios de los
hombres y luego para hablar a los hombres de Dios.
Te invito a seguir la escena como si estuvieras en directo: Jesús se sube a una barca, la barca de Pedro y se separa un poco de la costa y desde allí le habla al pueblo que se agolpa con insistencia. Observa la cara de los que escuchan, las expresiones que dice Jesús, las reacciones de la gente. Por último, acompaña a Jesús y a los dueños de la barca y rema mar adentro. Jesús les pide echar las redes. Ellos saben que no tiene sentido: es de día, se han pasado toda la noche pescando sin fruto de ningún tipo. Pero por ser una petición del Señor le obedecen y no pueden ni cargar con toda la pesca. Saca tú las conclusiones necesarias…