Hoy es un día grande, ¡Un día de fiesta!, porque algo pequeño e insignificante a los ojos del mundo ha ocurrido y va a cambiar la historia.
Nace María, y con su humildad y sencillez
nace la Esperanza para todos nosotros. Nace la intercesión para llegar al
cielo, para acercarnos a Jesús, para convertir nuestras aguas en vino y
permanecer al pie de la cruz. Nace María, aquella en quien el mismo Dios ha
puesto sus ojos y la ha elegido para ser su madre. Nace María, aquella que el
mismo Jesús agonizando en la cruz nos las regaló.
Hoy nace el mejor ejemplo que podemos
tener para aprender a amar a Cristo, dejarse mover por el Espíritu Santo y
cumplir la voluntad de Dios Padre. Es tan grande el regalo recibido que la
oración de hoy podría ser una acción de gracias por nuestra Madre. Colocarnos
muy cerca de ella, que es el sitio más seguro para estar cerca de Dios y desde
ahí aprender a amar a quienes ella tenía cerca: a Jesús y a san José.
María, quiero vivir en tu corazón, por tu corazón, para tu corazón… todo tuyo soy.