14 marzo 2021, domingo de la 4ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

La oración es mirar, desear, amar. Mirar a Jesús y dejarme mirar por Él, creer que Él me ama y me acepta tal como soy. Me ama y me quiere para que también ame y quiera en el servicio incondicional a todos.

En este cuarto domingo de Cuaresma nos unimos a Jesús en el desierto. Te brindo como ayuda este acróstico con sus letras

Cuenta a Jesús tus penas.

Une tu voluntad a la de Dios

Ayuda al necesitado

Reza por tu enemigo

Emprende sacrificios sencillos

Sirve dulcemente

María al pie de la Cruz

Ama y haz lo que quieras.

Las lecturas de hoy, especialmente la primera, nos sitúa en un contexto de abandono, desesperanza, abatimiento. Lo que había configurado la identidad de Israel: su ser como pueblo de Dios, su tierra como cumplimiento de la promesa de Dios, el lugar de encuentro con su Dios, todo parece estar perdido. Sin embargo, Dios nunca abandona a su pueblo a la desolación y el desaliento.

En medio de la situación que vive nuestro mundo, el Señor, al igual que el siervo de Yahvé nos da una lengua de discípulo, para saber dar al abatido una palabra de aliento (Is 50,4). Somos llamados y enviados a ser tejedores de esperanza con otros, a otear los horizontes para señalar los caminos, a enarbolar banderas portadoras de sentido de la vida, abrir cauces de fraternidad que devuelvan al ser humano las luces y sueños para los que fue creados.

Las palabras de Jesús en el evangelio son claras y precisas: “De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”. Recordando el subir-bajando de nuestro querido Abelardo: nunca se abajó tanto nuestro Dios como cuando se elevó en el Calvario por nuestro amor.

El Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti nos invita a un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa y gozosa aventura. “Nadie puede leer la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. Solos se corre el riego de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos… ¡Qué bonito sería que a medida que descubrimos nuevos planetas lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano o de la hermana de órbita alrededor de mí”

Estamos en el mes de San José, en su año jubilar; le pedimos que nos haga amigos de Jesús y de María para hacer de nuestro mundo una familia al estilo del hogar de Nazaret.

En este domingo de laetere, de alegría, hay una expresión de San Pedro Poveda que nos puede ayudar en estos momentos difíciles para cada uno de nosotros y para el mundo entero: “Cuando lo de afuera nos mueve a la tristeza, echemos la mirada hacia dentro, a lo más secreto del alma, y encontraremos la alegría”.

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